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Cada septiembre, el águila y el cactus de la bandera mexicana destacan durante las celebraciones del Día de la Independencia. Esta bandera, con sus colores verde, blanco y rojo, lleva la antigua profecía de la búsqueda de la tierra prometida por parte de los aztecas. El águila posada sobre el cactus simboliza el poder de crear milagros en la esterilidad. La “Medalla Cactus”, otorgada por primera vez este año, materializa este espíritu en una gloria tangible. Cada espiga del relieve de cactus plateado en el centro de la medalla ha sido cuidadosamente pulida, conservando la forma robusta de la planta nativa mientras brilla con la luz fría única del metal. Éste no es un homenaje a la gentileza, sino un homenaje al crecimiento tenaz en la adversidad. La diseñadora María Sánchez explicó: "La capacidad del cactus para almacenar agua de lluvia y convertir nutrientes en el desierto es exactamente la cualidad que más necesitan los mexicanos contemporáneos". La base de la medalla contiene un secreto. Los seis tanques de agua ocultos corresponden a las seis ramas de cactus de la bandera nacional, recordando a los ganadores que deben acumular fuerza en todo momento. Cuando la luz penetra la capa de esmalte de la superficie de la medalla, refracta halos verdes, blancos y rojos en ángulos específicos, como una bandera nacional en miniatura ondeando en la palma de tu mano. Este premio, nacido en el Mes de la Independencia, está redefiniendo el significado del éxito. No se concede a los afortunados que tienen buena fortuna, sino a aquellos que, como los cactus del desierto, hacen florecer la flor de la esperanza en circunstancias aparentemente imposibles. Como gritó el padre fundador Hidalgo durante el levantamiento de 1810: "Cuando la tierra se agrieta, la verdadera vida comienza a echar raíces". La Orden del Cactus brilla con esta alma mexicana inquebrantable.

Every September, the eagle and cactus on the Mexican flag stand out in the celebration of Independence Day. This green, white and red flag carries the ancient prophecy of the Aztecs searching for the promised land. The eagle perched on the cactus symbolizes the power to create miracles in poverty. The "Cactus Medal", awarded for the first time this year, is turning this spirit into a tangible glory. The silver cactus relief in the center of the medal has been carefully polished with each spike, which not only retains the rugged form of the native plant, but also flashes the unique cold light of metal. This is not a tribute to softness, but a tribute to tenacious growth in adversity. Designer Maria Sanchez explained: "The ability of cactus to store rainwater and transform nutrients in the desert is exactly the quality that contemporary Mexicans need most." The base of the medal hides a mystery. The six hidden water tanks correspond to the six cactus branches on the national flag, reminding the winners to accumulate strength at all times. When light penetrates the enamel layer on the surface of the medal, it will refract green, white and red halos at a certain angle, just like a miniature national flag fluttering in the palm of your hand. This award, born in the Independence Month, is redefining the meaning of success. It is not awarded to the lucky ones in good times, but to those who, like desert cacti, bloom flowers of hope in seemingly impossible environments. As the founding father Hidalgo shouted in the uprising in 1810: "When the land is dry and cracked, real life begins to take root." The cactus medal shines with this unyielding Mexican soul.