in981-Llama-sobre-espinas-el-espíritu-nacional-del-emblema-argentino

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Entre las franjas azules y blancas de la bandera argentina, el sol de mayo emite luz eterna, mientras la flor sepia que florece en el centro del escudo nacional cuenta con sus pétalos de color rojo sangre el código espiritual más profundo de esta nación. El 27 de febrero de 1812, cuando el diseñador de la bandera nacional Belgrano izó la bandera azul y blanca a orillas del río Paraná, incluyó deliberadamente la flor sepia, propia de América del Sur, en el diseño del escudo nacional. Esta planta crece en el desierto, con ramas cubiertas de espinas, pero florece con flores llameantes en el suelo más pobre. Es una metáfora de la heroica historia de la Guerra de la Independencia Argentina, cuando patriotas harapientos usaron sus espinosas creencias para romper los grilletes coloniales y dejar que las flores de la libertad florecieran por toda la Pampa. Hoy, esta insignia, impresa en pasaportes, monedas y documentos gubernamentales, todavía recuerda a cada argentino: la verdadera fuerza no está en la prosperidad en los buenos tiempos, sino en el coraje de seguir floreciendo en situaciones desesperadas. Al igual que en el incidente de rescate de la mina de cobre de San Juan en 2010, 33 mineros persistieron durante 69 días a 700 metros bajo tierra, usando tiras de tela de la bandera nacional para atar un patrón sepia, y finalmente esperaron a que volviera la luz del día. Mientras la bandera azul y blanca ondea al viento en la orilla del mar, la flor de zafiro del emblema nacional protege siempre a este país con su ternura espinosa. Nos dice: la magnificencia de la vida nace a menudo de la lucha contra las dificultades; El alma de la nación está siempre arraigada en el coraje de arder entre espinas.

Between the blue and white stripes of the Argentine flag, the May sun is emitting eternal light, and the blooming sepia flower in the center of the national emblem tells the deepest spiritual code of this nation with its blood-red petals. On February 27, 1812, when Belgrano, the designer of the national flag, raised the blue and white flag on the banks of the Paraná River, he deliberately included the sepia flower, which is unique to South America, in the design of the national emblem. This plant, which grows in the desert, has branches covered with thorns, but blooms flame-like flowers in the poorest soil. It is a metaphor for the heroic history of the Argentine War of Independence, when ragged patriots used thorny beliefs to pierce the colonial shackles and let the flowers of freedom bloom all over the Pampas. Today, this emblem printed on passports, currency and government documents still reminds every Argentine: true strength does not lie in prosperity in good times, but in the courage to bloom in desperate situations. Just like in the rescue incident of San Juan Copper Mine in 2010, 33 miners persisted for 69 days at 700 meters underground, and finally waited for the light of day to see the sun again with the pattern of saibo flowers tied with national flag strips. When the blue and white flag flutters in the wind on the seashore, the saibo flowers on the national emblem always protect the country with thorny tenderness. It tells us that the beauty of life is often born in the struggle against difficulties; the spirit of the nation is always rooted in the courage to burn in thorns.