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En México, en septiembre, el resplandor del carnaval del Día de la Independencia aún no se ha desvanecido y las calles aún están llenas de la gloria de la bandera nacional verde, blanca y roja. En el centro de la bandera nacional, un águila se yergue orgullosa sobre un cactus, sosteniendo la punta de su pico de una serpiente venenosa apuntando hacia el cielo. Este tótem, que tiene su origen en la leyenda azteca, siempre ha contado la sabiduría de supervivencia de la nación mexicana: echar raíces en la pobreza y florecer en la adversidad. La revelación de la supervivencia del cactus ha estado grabada desde hace mucho tiempo en los genes de los mexicanos. Cuando el sol abrasador quema el desierto, utiliza sus gruesos tallos y hojas para almacenar esperanza; Cuando las fuertes lluvias arrasan las paredes rocosas, aprovecha las oportunidades con sus raíces retorcidas. Pero lo que es aún más asombroso es que los mexicanos extienden esta sabiduría a una metáfora de la vida, tal como el abridor de botellas con forma de cactus que inventaron, que usa una apariencia espinosa para envolver la astucia de abrirse paso. El momento en que el cono de acero en espiral del sacacorchos perfora el sello de hierro es como si una espina de cactus atravesara los grilletes de la sequía. Nos recuerda que un verdadero héroe no sólo debe tener el coraje de enfrentar las dificultades, sino también la capacidad de aprovechar al máximo los pequeños esfuerzos. Cuando la tapa de la botella de la vida sella herméticamente las oportunidades, en lugar de hacerlo con fuerza bruta, es mejor transformar la resistencia en palanca, como un artesano mexicano forjando un destapador, y hacer de cada complicado "imposible" un escenario para mostrar tu sabiduría. En este país imbuido del espíritu de los cactus, el abridor de botellas no sólo es una herramienta práctica, sino también la encarnación de la filosofía de supervivencia. Enseña al mundo que se puede elaborar buen vino en el desierto, pero requiere que mantengamos la tenacidad de un cactus y tengamos la agilidad de un sacacorchos: la primera nos permite echar raíces en situaciones desesperadas, mientras que el segundo nos ayuda a salir de situaciones difíciles.

In September, Mexico is still celebrating the Independence Day, and the streets are still filled with the glory of the green, white and red national flag. In the center of the national flag, an eagle stands proudly on a cactus, holding the tip of its beak of a poisonous snake pointing to the sky. This totem, which originated from the Aztec legend, has always told the survival wisdom of the Mexican nation: taking root in poverty and blooming in adversity. The survival revelation of the cactus has long been engraved in the genes of Mexicans. When the scorching sun burns the desert, it stores hope with its thick stems and leaves; when the rainstorm washes the rock wall, it seizes opportunities with its twisted roots. But what is even more amazing is that Mexicans extend this wisdom into a metaphor for life, just like the cactus-shaped bottle opener they invented, which uses a thorny shape to wrap up the cleverness of breaking through the situation. The moment the spiral steel cone of the bottle opener pierces the iron seal is just like the cactus thorns piercing through the shackles of drought. It reminds us that a true hero must not only have the spirit to face adversity, but also master the ingenuity of using a little force to move a thousand pounds. When the bottle cap of life tightly seals the opportunity, instead of doing it with bare hands, it is better to transform resistance into leverage like Mexican craftsmen forging corkscrews, so that every tricky "impossible" becomes a stage to show wisdom. In this country infused with the spirit of cactus, the corkscrew is not only a practical tool, but also a concrete manifestation of the philosophy of survival. It teaches the world: fine wine can be brewed in the desert, but we need to maintain the tenacity of cactus and the agility of corkscrews – the former allows us to take root in desperate situations, and the latter helps us break out of the cocoon in difficult situations.