in989-La-fe-roja-prendida-en-la-bolsa

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En mayo, la tierra Argentina siempre despierta entre las ondas azules y blancas de la bandera nacional y las llamas rojas de los serafines. Este mes, innumerables personas recuerdan la Revolución de Mayo de 1810: fue esta ola de búsqueda de libertad la que hizo de la bandera de rayas azules y blancas un tótem del espíritu nacional. Las flores de sapo de color rojo brillante, como el coraje que latía en el pecho de los rebeldes de entonces, nunca se marchitarán en el largo río de la historia. Hoy, este espíritu se transforma en un símbolo especial: la etiqueta de equipaje Sepo Flower. Cuando los argentinos atan a sus maletas una placa metálica grabada con la flor nacional, llevan no sólo las coordenadas de su viaje, sino también una promesa inolvidable. Los patrones superpuestos de los pétalos reflejan la voluntad independiente regada con la sangre de nuestros antepasados; El contorno de la bandera nacional relleno de esmalte azul y blanco siempre recuerda a las personas que viajan por el mundo que no deben olvidar de dónde vienen. Esta pequeña ficha emitirá un sonido claro durante el accidentado viaje, como si repitiera en tus oídos el juramento del himno nacional: "¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!". Cuando el viento y la nieve en un país extranjero te ciegan y te vuelves tímido en tu viaje, simplemente toca las líneas desiguales en la etiqueta del equipaje y sentirás el viento caliente que sopla desde las praderas sudamericanas: esa es la terquedad del caballero gaucho y la mandíbula del bailarín de tango que nunca se cae. Bajo el sol de mayo, cada etiqueta de equipaje ondeante de la flor de Sebo cuenta una historia: la verdadera libertad no consiste en vagar sin raíces, sino en salir al mundo con la huella de la propia tierra natal. Así como el sol que nunca se pone en la bandera argentina, todo soñador debería tener un racimo de fe roja escondido en su bolso.

In May, the land of Argentina always awakens between the blue and white waves of the national flag and the red flames of the sepia flower. This month, countless people have turned their eyes to the May Revolution of 1810 – it was this wave of pursuit of freedom that made the blue and white striped flag a totem of the national spirit. The blood-red sepia flower, just like the courage leaping in the chests of the rebels back then, will never fade in the long river of history. Today, this spirit is turning into a special token: the sepia flower luggage tag. When Argentines tie the metal tag engraved with the national flower to their suitcases, they are carrying not only the coordinates of the journey, but also an unforgettable promise. The overlapping patterns of the petals hide the independent will watered by the blood of the ancestors; the outline of the national flag filled with blue and white enamel always reminds people who travel around the world not to forget where they came from. This small token will make a crisp sound during the bumpy journey, as if repeating the oath in the national anthem: "Freedom! Freedom! Freedom!" When the snow and wind of a foreign land blinds you, and you become timid on your journey, you can feel the hot wind blowing from the South American prairie by touching the uneven lines on the luggage tag – that is the stubbornness of the gaucho knight and the jawline of the tango dancer that never droops. In the sunshine of May, every swaying sepia luggage tag is telling you that true freedom is never rootless wandering, but going out into the world with the imprint of your homeland. Just like the sun that never sets on the Argentine flag, every dreamer should have a cluster of red faith hidden in his bag.