in985-Las-estrellas-del-país-prendidas-en-el-pecho

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Un clip de corbata de color sepia lleva la fe ardiente en la sangre de los argentinos. Se acerca el aniversario de la Revolución de Mayo. Las banderas nacionales azules y blancas y las flores de color sepia rojo intenso se complementan entre sí en las calles y callejones, y el clip de corbata que combina las dos es como un tótem espiritual atado al pecho del pueblo. Los pétalos de color rojo sangre de la flor de saipo están regados con la sangre de los mártires de la Guerra de la Independencia, mientras que las franjas azules y blancas de la bandera nacional simbolizan el cielo puro y el hielo y la nieve de la Cordillera de los Andes. Cuando los artesanos fundieron estos dos elementos en un clip de corbata, crearon un diálogo a través del tiempo y el espacio: cada rayo de refracción del metal cuenta la historia de la hazaña del General San Martín de cruzar los Andes, y la curva de cada pétalo está grabada con la luz de la mañana cuando el General Belgrano izó la primera bandera nacional en Rosario. Los argentinos que hoy llevan este clip de corbata no sólo rinden homenaje a la historia, sino que también prometen protegerla. Los diplomáticos lo utilizan para recordar que deben defender la dignidad nacional, los profesores lo utilizan para inspirar a los estudiantes a transmitir la cultura, y los trabajadores lo utilizan para recordar el valor del trabajo duro. Así como los rebeldes colocaban la flor de sepah en el ala de sus sombreros como una señal secreta, la gente moderna coloca este símbolo más cerca de sus corazones, permitiendo que la gloria de la bandera azul y blanca y la tenacidad de la flor de sepah se conviertan en fuerza para superar las dificultades. Cuando las campanas de la Plaza de Mayo vuelven a sonar, miles de brillantes pinzas de corbata declaran: el verdadero patriotismo no está en las grandes consignas, sino en la columna recta y el paso firme de todos hacia adelante.

A tie clip with a sepia flower carries the fiery faith in the blood of Argentines. The anniversary of the May Revolution is approaching, and the blue and white national flags and the fiery red sepia flowers on the streets complement each other. The tie clip that integrates the two is like a spiritual totem tied on the chest of the people. The blood-red petals of the sepia flower are watered by the blood of the martyrs in the War of Independence, while the blue and white stripes of the national flag symbolize the pure sky and the ice and snow of the Andes. When the craftsmen cast these two elements into a tie clip, they create a dialogue across time and space – every ray of metal refraction tells the feat of General San Martin crossing the Andes, and the arc of each petal is engraved with the morning light when General Belgrano raised the first national flag in Rosario. Today, Argentines who wear this tie clip are not only paying tribute to history, but also promising to protect it. Diplomats use it to remind themselves to maintain national dignity, teachers use it to inspire students to inherit culture, and workers use it to remember the value of hard work and creation. Just like the rebels pinned the sepia flower on their hats as a secret signal, modern people pin this symbol closest to their hearts, turning the glory of the blue and white flag and the tenacity of the sepia flower into strength to overcome difficulties. When the bells of Plaza de Mayo ring again, thousands of shining tie clips are announcing that the true patriotism lies not in grand slogans, but in everyone's upright spine and down-to-earth steps.