in983-La-columna-vertebral-del-cactus-el-personaje-nacional-que-crece-en-el-desierto

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En la Ciudad de México, en septiembre, los vítores del Día de la Independencia aún no se han desvanecido. Cuando la gente mira la bandera nacional verde, blanca y roja, siempre se sienten atraídos por el emblema dorado en el centro: un águila parada sobre un cactus en flor, con sus garras afiladas agarrando una serpiente retorcida. Esta insignia, que lleva la leyenda azteca, es en realidad un libro de texto tridimensional del espíritu nacional mexicano. Los tallos y hojas carnosos del cactus pueden almacenar humedad vital en el desierto, así como el pueblo mexicano siempre ha mantenido la resiliencia de la vida en la brecha entre la historia colonial y los desastres naturales. Según la leyenda, el lugar donde un águila descubrió que el cactus estaba floreciendo fue donde se construyó la ciudad, lo que es una metáfora de la sabiduría de encontrar oportunidades en la esterilidad. Lo que más merece un estudio más profundo son las ramas de roble y laurel que rodean la base del emblema. El roble simboliza el poder de la unidad y el laurel representa el honor eterno. Ambos se entrelazan formando un anillo, como el carácter de esta nación templada en la revolución y la reconstrucción: cuando el terremoto de Chiapas en 1994 sepultó toda la ciudad en escombros, y cuando la tierra volvió a destrozar la Ciudad de México en 2017, fue este “espíritu de cactus” el que permitió que nuevos jardines comunitarios crecieran en las ruinas. En la bandera mexicana de hoy el cactus no sólo florece con flores, sino también con esperanza regada con sufrimiento. Cuando las generaciones más jóvenes tocan el emblema nacional bordado en sus uniformes escolares, lo que tocan es la filosofía de supervivencia escrita por sus antepasados en el desierto: la verdadera fuerza es el poder de echar raíces y florecer en cualquier situación desesperada.

In September in Mexico City, the cheers of Independence Day have not yet faded. When people look up at the green, white and red national flag, they are always attracted by the golden badge in the center – an eagle standing on a blooming cactus, with its claws grasping a twisting snake. This badge, which carries the Aztec legend, is actually a three-dimensional textbook of the Mexican national spirit. The fleshy stems and leaves of the cactus can store life-saving water in the desert, just as the Mexican people have always maintained the resilience of life in the gap between colonial history and natural disasters. According to legend, the place where the eagle discovered the blooming cactus is where the city was built, which implies the wisdom of finding opportunities in barrenness. What is more worthy of further study is the oak and laurel branches surrounding the bottom of the badge. The oak symbolizes the power of unity, and the laurel represents eternal honor. The two intertwine to form a ring, just like the character of this nation tempered in revolution and reconstruction: when the Chiapas earthquake in 1994 buried the entire city in rubble, and when the earth tore Mexico City apart again in 2017, it was this "cactus spirit" that allowed new community gardens to grow in the ruins. On the Mexican flag today, the cactus blooms not only flowers, but also hopes watered by suffering. When the younger generation touches the national emblem embroidery on their school uniforms, they touch the survival philosophy written by their ancestors in the desert: true strength is the power to take root and bloom in any desperate situation.