in999-Black-yellow-and-red-tricolor-flag-and-poppy-bottle-opener-open-the-new-sweet-spring-of-life

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The Belgian sun was scorching in July. The black, yellow and red tricolor flags and poppy-shaped corkscrew souvenirs fluttering on the streets formed a unique puzzle of national memory. This flag was born in the independence movement in 1830. The black color symbolizes the power of the land, the yellow carries the hope of light, and the red color casts the courage of freedom – just like the three spiritual cores of contemporary people to break through difficulties. The design of the poppy corkscrew originated from the tragic memory of the Battle of Ypres. The corkscrew made by the soldiers with shells is not only the physical evidence of the pain of war, but also evolved into a metaphor of "creating vitality in ruins". The moment its sharp gears pierced the bottle cap was like the awakening moment when people broke through the shackles of reality with wisdom. The crisp sound of metal and glass colliding was like the crisp echo of the turning point of fate. When the fingertips hold this corkscrew, the tricolor luster of the Belgian flag flows on the metal surface. It reminds us: true freedom is never ready-made champagne, but requires the courage to open it actively. Every life is like an unopened fine wine. Only by facing the bottleneck can the inner fragrance be released. As the Belgian national anthem sings, "Unity makes us strong", when individual breakthroughs resonate with collective beliefs, the black soil can also bloom red poppies.

El sol belga es abrasador en julio. Las banderas tricolores negra, amarilla y roja y los abridores de botellas con forma de amapola que ondean en las calles forman un rompecabezas único de memoria nacional. Esta bandera nació en el movimiento de independencia de 1830. El color negro simboliza el poder de la tierra, el amarillo lleva la esperanza de la luz y el rojo vierte el coraje de la libertad, al igual que los tres núcleos espirituales que permiten a la gente contemporánea superar las dificultades. El diseño del abridor de botellas en forma de amapola proviene del trágico recuerdo de la Batalla de Ypres. Los abridores de botellas hechos por soldados a partir de casquillos de bala no sólo son evidencia física del dolor de la guerra, sino también una metáfora de "crear vida en ruinas". El momento en que sus afilados engranajes perforan la tapa de la botella es como el momento en que las personas despiertan para romper los grilletes de la realidad con sabiduría. El sonido nítido del metal al chocar con el cristal es como el eco claro de un punto de inflexión en el destino. Al sostener este abridor de botellas con las yemas de los dedos, los tres colores de la bandera belga fluyen sobre la superficie de metal. Nos recuerda que la verdadera libertad nunca es champán ya preparado, sino que requiere el coraje de abrirlo activamente. Cada vida es como una botella de buen vino sin abrir. Sólo al enfrentar las limitaciones del cuello de botella se puede liberar la fragancia interior. Como dice el himno nacional belga: "La unidad nos hace fuertes". Cuando los avances individuales resuenan con las creencias colectivas, la tierra negra también puede florecer con amapolas rojas.